José Agarraberes
Secretario Gral. Frente Grande La Plata (*)
¿Qué es el Proyecto Nacional?
Las políticas neoliberales y antipopulares aplicadas durante los gobiernos de Menem y De la Rúa, dejaron como saldo en diciembre de 2001, un país casi devastado, con millones de argentinos frustrados, desilusionados, en la pobreza y sin empleo.
Néstor Kirchner primero y Cristina Fernández después, entendieron que era necesario un proyecto de nación basado en la inclusión y la movilidad social ascendente, que desterrara las desigualdades sociales y protegiera a los sectores más vulnerables.
A partir del año 2003, el gobierno ha ido creando la condiciones para posibilitar a todas y todos los ciudadanos el acceso igualitario a la educación, la salud, la vivienda y, a su vez, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo.
Por lo tanto, este proyecto nacional que está en marcha significó y significa recuperar los valores de la solidaridad y la justicia social para avanzar hacia la construcción de una sociedad con memoria, sin impunidad, más equilibrada, más madura y más justa, que nos permita constituirnos por fin en una nación libre y soberana.
¿Qué y quienes incluye o excluye este Proyecto Nacional?
El Proyecto nacional, popular y democrático -como bien lo señaló la Presidenta en varias oportunidades- tiene la paradoja de que incluye incluso a aquellos que más lo defenestran y que, sin embargo, han sido sumamente beneficiados en estos últimos años.
De hecho, la propia Presidenta hizo referencia a esta cuestión cuando el 11 de marzo en un Estadio de Huracán repleto de jóvenes y militantes dijo que al incorporar gente al proyecto no debíamos indagar desde dónde venían si no que había que preguntarles si estaban de acuerdo con la asignación universal por hijo, la industrialización del país, la integración latinoamericana, el fortalecimiento del mercado interno y demás cuestiones que este Gobierno ha levantado como banderas.
No hay dudas acerca de que estamos viviendo un momento clave en el que por primera vez se discuten cuestiones históricamente silenciadas –como las complicidades civiles durante la dictadura y la propiedad de los medios de comunicación, entre otras- además de avanzar en la distribución de la riqueza y la ampliación de derechos cristalizada en la ya mencionada asignación por hijo y ley de matrimonio igualitario por ejemplo. Por eso, es nuestro deber hacer todo el esfuerzo posible para asegurarnos de que estas conquistas se mantengan y profundicen.
Dicho esto, sí hay límites. Duhalde expresó hace unos meses que él pretendía –de ganar las elecciones, cosa que no va a suceder- impulsar un gobierno que incluyera “al que quiere a Videla y al que no lo quiere”. Nuestro límite son aquellos que cometieron las más atroces violaciones a los Derechos Humanos de las que se tenga memoria y que aún hoy intentar seguir amparándose en la impunidad de la que gozaron tantos años hasta que Néstor y Cristina instauraron la causa de la Memoria, la Verdad y la Justicia como política de Estado.
¿Cuál es la garantía para profundizar este Proyecto Nacional y no retroceder en las conquistas logradas?
Las políticas neoliberales y antipopulares aplicadas durante los gobiernos de Menem y De la Rúa, dejaron como saldo en diciembre de 2001, un país casi devastado, con millones de argentinos frustrados, desilusionados, en la pobreza y sin empleo.
Néstor Kirchner primero y Cristina Fernández después, entendieron que era necesario un proyecto de nación basado en la inclusión y la movilidad social ascendente, que desterrara las desigualdades sociales y protegiera a los sectores más vulnerables.
A partir del año 2003, el gobierno ha ido creando la condiciones para posibilitar a todas y todos los ciudadanos el acceso igualitario a la educación, la salud, la vivienda y, a su vez, promoviendo el progreso social basado en el esfuerzo y el trabajo.
Por lo tanto, este proyecto nacional que está en marcha significó y significa recuperar los valores de la solidaridad y la justicia social para avanzar hacia la construcción de una sociedad con memoria, sin impunidad, más equilibrada, más madura y más justa, que nos permita constituirnos por fin en una nación libre y soberana.
¿Qué y quienes incluye o excluye este Proyecto Nacional?
El Proyecto nacional, popular y democrático -como bien lo señaló la Presidenta en varias oportunidades- tiene la paradoja de que incluye incluso a aquellos que más lo defenestran y que, sin embargo, han sido sumamente beneficiados en estos últimos años.
De hecho, la propia Presidenta hizo referencia a esta cuestión cuando el 11 de marzo en un Estadio de Huracán repleto de jóvenes y militantes dijo que al incorporar gente al proyecto no debíamos indagar desde dónde venían si no que había que preguntarles si estaban de acuerdo con la asignación universal por hijo, la industrialización del país, la integración latinoamericana, el fortalecimiento del mercado interno y demás cuestiones que este Gobierno ha levantado como banderas.
No hay dudas acerca de que estamos viviendo un momento clave en el que por primera vez se discuten cuestiones históricamente silenciadas –como las complicidades civiles durante la dictadura y la propiedad de los medios de comunicación, entre otras- además de avanzar en la distribución de la riqueza y la ampliación de derechos cristalizada en la ya mencionada asignación por hijo y ley de matrimonio igualitario por ejemplo. Por eso, es nuestro deber hacer todo el esfuerzo posible para asegurarnos de que estas conquistas se mantengan y profundicen.
Dicho esto, sí hay límites. Duhalde expresó hace unos meses que él pretendía –de ganar las elecciones, cosa que no va a suceder- impulsar un gobierno que incluyera “al que quiere a Videla y al que no lo quiere”. Nuestro límite son aquellos que cometieron las más atroces violaciones a los Derechos Humanos de las que se tenga memoria y que aún hoy intentar seguir amparándose en la impunidad de la que gozaron tantos años hasta que Néstor y Cristina instauraron la causa de la Memoria, la Verdad y la Justicia como política de Estado.
¿Cuál es la garantía para profundizar este Proyecto Nacional y no retroceder en las conquistas logradas?
La garantía es sin lugar a dudas, la reelección de Cristina en las elecciones de octubre. Ella es la única que puede garantizar que este proyecto iniciado en mayo del 2003 continúe profundizándose para seguir apostando a la inclusión social, la distribución de la riqueza, la democratización de la palabra y la ampliación de derechos como lo venimos haciendo hasta ahora.
Somos concientes de que faltan cosas por hacer y cuestiones que requieren de soluciones inmediatas. Pero también sabemos que este es el camino para lograrlas. Cada vez queda más en claro que en octubre lo que está en juego es el destino del país y que vamos a tener que elegir entre dos opciones muy claras: este Proyecto Nacional, Popular y democrático que en 7 años logró reducir la pobreza y la desocupación, o la más rancia derecha encarnada en las corporaciones, dentro de las que se cuentan los monopolios mediáticos y los dirigentes opositores siempre dispuestos a hacerles el coro.
(*) Entrevista publicada por la Agencia Federal de Comunicaciones, http://www.afcomunicaciones.com.ar/files/JOSE.htm